-No podés hacer que sea un sueño porque esto es real.
-Pero me quedé sin ir a la obra de teatro, dicen que es la mejor de la historia.
-No quiero pincharte pero es una farsa en la que los colores brillan y los payasos lloran.
-Encima te burlás. Nunca más va a haber funciones y me quedo sin ir por tu culpa.
-No, hacete cargo. Yo tenía mi entrada y traté de comprar una para vos.
-Sabés que yo no puedo, no tengo tiempo. Tendrías que haber comprado dos directamente, no una y después preguntarme.
-Hice lo que pude. No soy tu mamá.
-Vos me quisiste dejar afuera.
-Ya te expliqué que el loco vendía entradas truchas. Parecían impresas en papel higiénico.
-Lindo momento para hacer chistes mientras me quedo afuera de la historia.
-Tranquilizate, la gente está mirando.
-Qué me importa, que miren así se pasan de su parada, si deben ser unos pelotudos como vos.
-Loco, vos no sabés.
-Te dije que las compraras, la oferta era genial.
-Pero iba a comprar una mentira, esa entrada era una mentira.
-Quizás en el teatro también se la creían.
-No tenés nada para decir pero no te sabés callar.
-Es que hay algo que no me contás, que ocultás.
-¿Querés mi entrada así te callás?
-Sí, dale.
-¡Ni loco!
¿Y para qué me la ofreciste?
-Para que me dijeras que no y se terminara esta charla.
-Vos me dejaste afuera para recordarme toda la vida lo que me perdí. Querés equilibrarte.
-¿De qué hablás?
-De Lucía
-¿Qué Lucía?
-Sabés
-No sé.
-Sabés.
-Esperá… ¿la tetona del otro turno?
-¡Viste que sabías!
-Te la dejé para que debutes de una vez.
-Sí, claro, como me quisiste dar la entrada recién.
-Mirá cómo te rompo la entrada en la cara boludo.
-NO, NO, NOOO.
-Ya está, no va nadie.
-Pero yo quería que fueras.
-Sí, como seguro querías que Lucía te rechace y no ponerla nunca.
jeje genial! al fin volviste…